Cada 2 de septiembre, la Argentina conmemora el Día de la Industria, homenajeando el primer embarque comercial registrado en el país, ocurrido en 1587. Ese día, partió del Riachuelo la carabela San Antonio con tejidos, telas, harinas y otras materias primas fabricadas en la región con destino a Brasil. Curiosamente, el cargamento también llevaba barras de plata de contrabando, ya que era ilegal su transporte en esa época. Esta fue la primera evidencia de exportación de manufacturas argentinas y desde 1941 se institucionalizó esta fecha como símbolo del progreso industrial nacional.
El valor de celebrar la industria que viste al país
A lo largo de los siglos, la industria nacional se convirtió en un motor fundamental para el crecimiento económico y la generación de empleo. Este día busca reconocer el esfuerzo de empresarios, trabajadores y emprendedores que sostienen la producción en un contexto siempre desafiante.
El Día de la Industria ofrece la oportunidad perfecta para destacar el rol estratégico del sector textil, desde la fibra hasta la confección, en la economía Argentina. En este contexto, se celebra a los talleres, fábricas y emprendedores que, con esfuerzo sostenido, mantienen viva la producción local y defienden la identidad de la moda nacional.

En la actualidad, la industria textil argentina atraviesa un escenario de contrastes. Por un lado, existe una fuerte tradición en diseño, confección y desarrollo de valor agregado. Por otro lado, el boom de las importaciones en los últimos años impacta directamente en la competitividad de las empresas nacionales, generando incertidumbre en un sector clave para la economía y la identidad productiva del país.
En ciudades como Mar del Plata, la industria textil mantiene un peso relevante dentro de la economía local, donde el desarrollo de alianzas con otros sectores y la incorporación de nuevas tecnologías son aspectos que marcan el camino hacia una industria más competitiva y sostenible.