Del 18 al 22 de septiembre, la Semana de la Moda de Londres volvió a marcar agenda con propuestas audaces y glamorosas. Entre los desfiles más comentados estuvo el de Richard Quinn, que apostó al impacto visual con vestidos de terciopelo negro, grandes apliques florales y destellos de cristales.
Naomi Campbell abrió la pasarela con un diseño entallado, adornado por una flor blanca central y contrastes en blanco y negro que se replicaron en otros looks. Los brillos dominaron la escena en vestidos marfil con incrustaciones de cristal y largos guantes de terciopelo, mientras que el tul y los lazos aportaron dramatismo y contraste en siluetas gráficas.









También hubo espacio para el romanticismo: vestidos amplios con estampados florales de gran tamaño, volantes etéreos y colores pastel que sumaron frescura a la colección. El cierre, en blanco, negro y marfil, mostró faldas voluminosas, bordados y encajes cargados de cristales, reforzando el tono teatral de la propuesta.
Entre flores naturales y música en vivo, la pasarela londinense volvió a posicionarse como una de las más sofisticadas y experimentales del calendario internacional.
Fuente: Infobae